sábado, 27 de septiembre de 2008

OTRA ENTREVISTA A CACHO CASTAÑA


Minutos antes del inicio de “Cristina en el país de las maravillas”, la revista de Nito Artaza que lo tiene como figura, “Cacho” Castaña ingresa raudamente al porteño teatro Broadway, envuelto en una bufanda que lo protege del frío y escoltado por dos hombres de seguridad que lo ayudan a sortear a la veintena de mujeres que lo aguardan, desesperadas, sobre la Avenida Corrientes.

Pero él, imperturbable, sigue su camino sin perder esa atorrante elegancia que lo caracteriza.

Sentado en un cómodo sillón de su camerino y detrás de la nube blanca que genera el humo de un cigarrillo rubio, apenas se deja ver. Sonríe de costado y pide disculpas por la demora. A pesar de que, en breves minutos, subirá al escenario para lucirse con un mix resumido de sus mejores temas, el cantor del mapeo porteño se toma unos minutos y, ante la pregunta del arranque, confiesa: “Cuando me enteré de que estaba Luciana Salazar, ni lo dudé, dije que sí. Es que estoy enamorado de ella”.

Suelta una risa pícara y continúa bromeando sobre su blonda y curvilínea compañera, una cuestión imposible de esquivar teniendo en cuenta de quien viene: un “matador” que “se las sabe todas y todas las ha vivido”. Ese es “Cacho” de Buenos Aires, el legendario galán de la canción ciudadana.

¿Solo por eso aceptaste participar?
¿Te parece poco? No... Fue una linda propuesta la que me hizo Nito. La revista venía de un éxito rotundo en Mar del Plata, así que no tardé en engancharme. Además, acepté fue porque quería dejar de viajar en la ruta y andar de hotel en hotel, con las giras y los shows. Así que, al menos por seis meses, decidí parar y participar acá.

Y mucha gente viene a verte a vos...
Sí, es cierto y está muy bueno. Viene gente grande y también muchos jóvenes. Hay cosas que aparecen en esta profesión que te sorprenden gratamente.

¿Cómo explicás ese fenómeno?
No sé, es un misterio. Es algo medio mágico que jamás me propuse. Hoy, en los concursos o castings, muchos jóvenes cantan “Garganta con arena”, un tema que es para adultos y, sin embargo, a ellos les encanta. Ahora, no me preguntes ¿qué le ven a mi música?, porque no tengo la menor idea.

Tal vez, por las historias o, simplemente, por cómo suenan…
Es que las canciones que canto no son un clásico tango, un dos por cuatro, sino que hago tangos con una medida distinta y, musicalmente, suenan de otra manera. Además, se oyen guitarras roqueras medio podridas en el medio y son cosas que, auditivamente, llaman la atención de los más chicos, fundamentalmente.

Claro, incursionaste en una especie de tango balada...
Sí, igual a eso ya lo inventó Carlos Gardel, lo que pasó es que no se hizo nunca más.

Alguna vez dijiste que, en tu disco “Y ya nada fue lo mismo”, te habías dado varios gustos, ¿cuáles?
Generalmente, las compañías discográficas presionan bastante y te exigen que hagas temas populares como “Quieren matar al ladrón”. Está bien, reconozco que ese tipo de letras vende discos, pero algún día tenía que darme el gusto de hacer lo que quiero. Y así fue que, a partir de ahí, hace diez años que hago lo que quiero y me va bárbaro. Así que no estaba tan equivocado.

¿Qué opinás sobre los floggers y los emos, estas nuevas tribus de jóvenes adolescentes que visten, piensan y sienten de un modo tan particular?
No sé, es medio raro todo. La sociedad cambió mucho, algunas cosas para bien y otras para mal. Creo que lo malo es el ridículo del que, además, no se vuelve nunca. Y creo que ellos están haciendo el ridículo.

¿Considerás que es una moda pasajera?
Sí, porque acá no dura nada. El consumo va de la mano de la moda y esta cambia constantemente.

Y, si todo es una moda, ¿por qué creés que dura “Cacho”?
Yo qué sé... hay cosas que son inmanejables. Hace 45 años que hago esto. No me preguntes cómo hago un tema. Lo escribo a la noche y lo leo a la mañana siguiente y me digo ¿quién lo hizo? Yo lo firmo, pero no sé de quién es...

¿Qué temas escribiste y no te gustaron?
Puf... Si venís a casa, te muestro la cantidad de carpetas que tengo.

¿Y alguien te dijo que esas letras estaban buenas y había que componerlas?
Sí, mi primer productor. Después de haber cantado unos 20 temas en una prueba, me dijo que cantara el tema que menos me gustaba. Se lo canté y gané el Festival de Japón.

¿Y cuál era?
“Me gusta, me gusta, cómo me gusta”, una tontería más grande que una casa. No se puede creer... ¡Los japoneses son todos sordos! Hasta llegaron a hacer un concurso para contar cuántas veces decía “me gusta”. Una cosa increíble.

¿Qué canciones son un fiel reflejo de tu personalidad?
Y... “Cacho de Buenos Aires” o “Traficante de ilusiones”. Hay tres o cuatro. “Garganta con arena” es uno de los que más me gustó hacer, dedicado al “Polaco” Goyeneche. A ese lo tengo que cantar toda la vida aunque no quiera. Muchas veces hasta me equivoco la letra. Ya me cansó.

¿Y por qué seguís?
No sé hacer otra cosa. ¿Qué querés? ¿Que me ponga un kiosco? Tal vez, algún día me lo ponga...

Sonriente, se aleja porque, en breve, “revienta la bailanta ya comienza el show” porque “ha vuelto el matador, ha vuelto el matador”...

Días atrás, “Cacho” padeció una bronquitis aguda que lo relegó del escenario tras haber estado internado cinco días, por el consumo excesivo de cigarrillos.

Tras cumplir el tratamiento domiciliario y dejar el vicio, el cantante podrá retornar al escenario para presentar su disco el 17 y el 18 de octubre en el Teatro Colonial de Avellaneda, tal como estaba previsto.

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