Aunque todavía no esté todo lo fuerte que le piden los médicos, Cacho Castaña
ha comenzado a volver de a poco a sus conciertos y también a la vida, que lo
tuvo tan comprometido. Lo visitamos y en la charla mano a mano, el cantautor nos
contó anécdotas sabrosas de sus amores con Susana Giménez y Mónica Gonzaga,
mujeres que lo marcaron.
-¿Ya estás bien de salud, Cacho?
-La verdad es que no la pasé bien y mi separación de Andrea, mi mujer en los
últimos 10 años de mi vida, me golpearon fuerte. Ahora que me dieron el alta
estoy tratando de hacer bien los deberes para no repetir historias anteriores.
-¿Hoy estás solo?
-Sí, no tengo mujer estable si es lo que querés saber. Es más, no me imagino
con otra convivencia estable porque esta vez salí muy lastimado y a esta altura
de la historia quiero pasarla bien y sin compromisos. Vos sabés de qué te hablo.
-Por ahí te vieron con Mónica Gonzaga, tu mujer durante varios años de tu
juventud...
-Pero con Mónica nunca dejamos de llamarnos, de frecuentarnos, pero nada más
que eso. Quedamos en muy buena relación y ella cuando sabe que yo no ando bien,
enseguida está llamando y preocupándose para saber qué me pasa... Mónica es una
gran mina y hasta me reta cuando hago mala letra, aunque no seamos nada más que
amigos.
-Una de las mejores colas del Río de la Plata...
-¡Jé! Y todo de fábrica. Nada de trampitas ni cositas raras. Mónica ha sabido
cuidar esas piernas y esas caderas. ¡Qué mujer!
-¿Y Susana Giménez?
-Ehhhh, Susana es primera especial. Una persona sin maldad, fijate que la
mayoría de sus ex novios la siguen frecuentando porque ella nunca tuvo una
segunda intención, lo de ella siempre es candoroso... Y conmigo tuvimos una
historia hermosa durante 7 meses.
-¡Te jugaste la vida con el negro Carlos Monzón!
-Y qué te parece, una vez que estaba con ella en un departamento del primer
piso me tuve que tirar por el balcón para escaparme. Varias veces me tuve que ir
en baúles de autos para que no me agarrara el Negro... Pero yo no lo hice por
mí, la que siempre tomó las decisiones fue Susana y me hizo creer que el macho
era yo...
-¿Pero quién encaró a quién?
-No quepa la menor duda que la que aceleró fue ella. ¿Yo me iba a meter con
la novia de Monzón? ¡Ni ahí! Yo con Susana arrugué; nos amamos porque ella
encaró.
-¿Te acordás de la primera vez?
-¿Cómo no? Ella me mandó a llamar a su camarín, nosotros estábamos haciendo
teatro. Vino el flaco Zambelli y me dijo que Susana me quería ver, fui y jamás
me voy a olvidar el resto.
-¿Fueron sólo 7 meses?
-Sí, 7 meses... Después alguna travesura cuando los dos estuvimos solos, pero
nada formal, alguna alegría, nada más. Susana es una mina maravillosa y valoro
haber vivido lo que viví con ella. La de temas que escribí con ella, por
ejemplo, "Para vivir"... Como hubiese dicho Neruda, confieso que he vivido.
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