''Yo seré el amor' tiene temas del anterior CD y doce nuevos, porque el anterior se estaba vendiendo muy bien y no lo queríamos cortar. Decidimos mezclarlo y aprovechar el envión del anterior. Ya tenemos vendidos casi 30.000 discos, así que la idea fue bárbara', arranca hablando de su último trabajo Cacho Castaña, desparramado en un sillón del Hermitage, cafecito y faso (eso sí, 'lights') mediante.
- ¿Cómo es la repercusión de las nuevas canciones?
- Bien, no me estoy dedicando a apoyarlas todavía porque son muchos temas. En el teatro hago seis, siete temas y la gente pide otras y otras y otras, son tantos años y tantos temas...
- ¿Cuántos temas tenés?
- Grabados, yo grabé 49 discos, serían 500 temas grabados. Y hechos, no sé, más de mil... (N. de la R. Según 'Wikipedia', son más de 2.500).
- ¿Cómo te surgen los temas?
- Y, no sé, es mágico. No sé cómo se hacen. Porque por ahí pasan tres meses y no escribo ni el arroz con leche...
- ¿Y no te desesperás cuando no te salen los temas?
- A veces sí, me da una cosa, como que 'uy, se me acabó la imaginación', 'no hay más musas'... pero siempre aparece algo nuevo.
- ¿Qué suele inspirarte?
- A mí me inspira mucho estar solo de noche entre cuatro paredes en mi bulín y hacer los viajes más impresionantes de mi vida.
- ¿Como hacés, te tomás un whisky, un vinito...?
- No, no soy de tomar mucho alcohol. Tomo un whisky o tomo un vino después de cenar... por supuesto, no tomo yogur, porque yo no creo que nadie con un yogur haya compuesto un tango. A ver si nos entendemos... dejémonos de joder... '¿qué tomás para escribir? y... yogur, no'. No conozco a nadie que con un yogur escriba algo, mucho menos un tango (se ríe). Y la noche es muy aliada para componer cosas con la guitarra... la noche es especial.
- La noche y la soledad...
- Y la soledad. Y no necesariamente de amores. Aunque no estés solo de amores, si vos tenés imaginación...
- ¿Estar casado no te limita para componer?
- No, si me hubiera limitado no me hubiera casado. De frente march te lo digo. No, no tiene nada que ver. Además, el poeta vive en un estado constante de fracaso. No sé si me entendés... O sea, todos los poetas para escribir necesitan ser cornudos. Y yo soy un gran poeta...
- ¿Te apoyás en tu vida para escribir?
- Algunas cosas sí, pero no son todas las de mi vida. Necesitaría muchos temas más. Con 500 temas no me alcanzaría (se ríe). Pero de cualquier manera es tener un poco de imaginación, dejarla fluir, como dicen ahora, dejarla que fluya... El hecho de poder documentar una historia en tres minutos es muy lindo... Olivera una vez que estábamos filmando una película me dijo: 'Haceme el libro de la próxima'. Cuando yo le dije que no me animaba, me contestó: 'Si vos en tres minutos me contás una película, y yo te doy una hora y media, ¿cómo no me la vas a contar?'. Y me dije '¡epa!, ¡qué bueno!'. Así que hice varias cosas. Pero es verdad, en una sinopsis de tres minutos se hace una historia y de repente lo lindo, lo gratificante de esto, es cuando alguien se identifica con ella y te lo dice.
- ¿Hubo alguna mujer que te inspirara más canciones que otras?
- No, siempre te inspiran otras cosas. Te dan ganas de matarlas por ejemplo... (se ríe). Sí, por supuesto que sí. Pero más que nada es el estado de cada uno, ¿no?, por ahí levantás un tomate y pensás que es una flor y no hay quién te lo saque de la cabeza.
- ¿Por qué el tango es tan llorón?
- El tango no es llorón. Los argentinos somos llorones. Nosotros no somos un país musical como Brasil. Porque Brasil, dentro del ritmo alegre que tiene, canta sus tristezas. Nosotros no tenemos ese ritmo, tenemos otro y cantamos nuestras tristezas, es así. De todas maneras, hay de todo.
- ¿En tus tangos no hay 'percantas' que 'te amuraron'?
- No, porque ni hay 'percantas' ni a los 'amurados' los conocen los chicos. Tenés que tratar de aggiornarte con el idioma. Y también musicalmente. Los chicos de rock están haciendo mucho tango y no se dan cuenta, yo pienso que va a haber una canción que documente la época.
- Ya que mencionás la fusión, ¿qué opinás de por ejemplo lo de Castillo con Los Decadentes?
- Lo de Alberto Castillo con Los Decadentes no me alucinó. Pero bueno, yo he pensado en hacer algo así con Fito, con Calamaro, con Cordera, tengo muchas ganas de hacer eso. Pero todos los intentos son valederos. Y algo quedará. Sacudís tanto la higuera que algún higo va a caer...
- ¿Tenés algún proyecto armado ya?
- Tengo algunos proyectos armados, sí. Para hacerlo con Fito, como para hacerlo con Andrés. Esto no es ninguna novedad, esto ya lo hizo Gardel, esto es 'El día que me quieras', es el tango canción, que ahora le decimos tango balada, que queda más canchero. Pero el tango canción ya lo hizo Gardel, hizo muchas. Pero bueno, musicalmemte estaba con tres guitarras con alambre de acero todavía. Hoy tenemos para hacer todo lo que queremos. Esa fusión que hizo Gardel se puede hacer hoy de otra manera, aggiornada, musicalmente y documentalmente con la letra.
- ¿Qué sentís cuando escuchás a alguien por la calle cantando una canción tuya?
- Es que las canciones una vez que la cantás ya no son más tuyas. Cada uno se la lleva y la pone debajo de su almohada según dónde le duela. Y claro que se siente algo especial, es como que acaricien a un hijo tuyo.
- ¿De esos hijos tuyos, cuál podrías decir 'este es el mejor'?
- ¿El mejor?... no hay uno mejor. El mejor siempre es el último, porque es como el hijo menor, el que más cuidás. Pero no hay un tema que sea mejor o peor.
- ¿Y alguno que sea un símbolo?
- Y, símbolos son Café La Humedad, Garganta con Arena, Tita de Buenos Aires, Ojalá que no puedas, son temas que han quedado muy arraigados.
- Tita, Garganta con Arena, la 'gata' Varela, son homenajes...
- Sí, son homenajes. Y los homenajes son en vida, porque después de que te morís, al bronce en las plazas le hacen caca las palomas...
- Bueno, seguramente a vos también te harán caca, porque un bronce en alguna esquina en Buenos Aires seguro que vas a ligar.
- No sé, yo que sé, no trabajo para eso. Yo no sé hacer otra cosa, empecé a los seis años a estudiar música y a los trece debuté en la orquesta típica de Oscar Expósito como pianista, donde está el Sheraton hoy, que era el Parque Japonés, ahí debuté... Y no me mirés así que no hice la colimba con Güemes tampoco (se ríe). Bueno, estaban buscando pianista, me presenté, yo iba con pantalones cortos todavía.
- ¿Tenías las piernas peludas, ya?
- Parecía el Cholo Simeone con pantalones cortos. Y bueno, fui, di una prueba y me quedé en la orquesta. Estuve dos años con Expósito, después fui pianista estable de Radio Excelcior durante un año. Pianista estable se le llamaba al que estaba todo el día esperando que los locutores dijeran 'vamos a la tanda' y yo tenía que tocar, porque no había música.
- Parece que fuera hace un siglo, pero en realidad...
- En realidad es del siglo pasado (se ríe), pero sí, es cierto, es muy vertiginoso todo. Y sigue siendo vertiginoso, no me gusta. Me da la sensación de que todo está muy apurado y que antes el tiempo como que era más lento, había más tiempo para todo. No sé qué pasó.
Cacho de Buenos Aires
- ¿Cuándo se produjo ese 'click' por el que pasaste a ser 'Cacho de Buenos Aires'?
- La verdad es que no sé. Yo en los setenta empecé a grabar música popular, fui al festival de Japón en 1971, gané el festival con un tema que ni quiera, tenía la higiene musical necesaria como para participar en un festival, que era 'Me gusta, me gusta' (lo canta)... una pelotudez. Fue un éxito muy grande. Y de ahí no paré con la música popular. Yo quería grabar tangos pero todavía no me animaba, en esa época decías 'tango' y te sacaban volando de las compañías grabadoras. Y bueno, un día metí Café La Humedad en un disco de muchos intérpretes y el tema empezó a caminar solo, empecé a grabar tangos en los lados B de los simples y de repente un día cuando estaba cansado de ir a las compañías y que me dijeran 'bueno, grabá pero grabá un tema como 'Quieren matar al ladrón', grabá pero un tema como 'Canciones son canciones', grabá pero un tema como 'El Matador'', decidí producirme yo. El disco fue 'Soy un tango' y ahí arrancó toda una cosa de Cacho de Buenos Aires, no sé realmente cómo, no sé quién lo dijo por primera vez. Alguien lo dijo y quedó, no estuve alerta, no me hizo ningún click. Fue medio mágico, como los temas.
- Ser artista lo es...
- Sí, y es una vocación, no una profesión. Mirá, cuando pedían un pianista para la orquesta de Expósito, yo me fui con los diplomas de profesor de piano que tenía. Y Expósito me dijo: 'Esto qué es, nene?', 'Soy profesor de piano...', le contesté, 'sentate y tocá', me dijo. Y agregó: 'Eso dáselo a tu mamá que lo ponga en un cuadrito, no te sirve para nada si tocás mal'. Toqué el piano y quedé ahí. Pero nunca me olvidé de eso, que por más que tengas el diploma, hay una hora que es la hora de la verdad.
- Y por esas cosas de esta vocación que es mágica, también habrás estado sin laburo.
- Sí, esto es un sube y baja. Antes de hacer el primer disco de tango, yo estuve un año en Miami haciendo programas de radio, no laburaba por ningún lado, iba a cantar a las cantinas con mis casetitos. De esto no hace mucho, unos doce años...
- Pero vos ya eras autor de temas reconocidos...
- Ya era Cacho Castaña, sí, pero en nuestro país somos así los argentinos. El éxito te lo prestan y no sabés quiénes y te lo sacan y tampoco sabés quiénes. Si vos te creés la del éxito, fuiste. Hay muchos artistas que pagan jefes de prensa para que les saquen una nota y al otro día la leen y se la creen... ¡la nota que pagaron!
- ¿Y a vos no te da miedo volver a quedarte sin trabajo?
- No, ya no. Yo ya puse toda la carne en la parrilla, estoy seguro de cada paso que doy, me siento un hombrecito, era hora ya a mis treinta y dos años (se ríe) y no, no le tengo miedo a nada, ya no me asusta nada. Estoy muy bien parado.
- ¿Llegaste a tener una base firme?
- ¿Económica? Sí, por supuesto, estoy tranqui.
- ¿Sentimentalmente también?
- Sí, bien, estamos bien, estoy 'contenido' como dicen ahora. ¡Al fin pude meter la palabra! Estaba desesperado por meterla porque es un reportaje moderno. Estoy contenido, dejo que fluyan las cosas... (vuelve a reírse).
- Tenés fama de seductor...
- Todos son seductores, hasta los que venden zapatos... pero vos, ¿a dónde querés llegar?... sí, he ligado mujeres lindas, pero tengo de todo en el placard, hay bagres, hay de todo, hemos hecho de todo.
- ¿Cuál es tu arma más poderosa de seducción?
- No sé, tan claro no la tuve nunca. El que tiene claro eso no funciona. No pasa el vidrio. Vos tenés que ser auténtico en la vida. Cuanto más auténtico sos y si tenés la suerte de poder transmitir tus fantasías con la mirada, no con los ojos, entonces vos te colgás de las miradas, no de los ojos.
- ¿Qué significan las estrellas que tenés tatuadas en la mano?
- (se pone serio y es la primera vez en el reportaje) Mis viejos y mis hermanos, que están en el cielo. Así los siento más cerca. Uno se acostumbra a vivir con el dolor, pero todos los días me acuerdo de mis viejos y mis hermanos y me da mucha bronca que no puedan vivir esto que yo estoy viviendo. Tengo hermosos recuerdos, tuve una adolescencia maravillosa, una niñez bárbara, allá en Flores. Eramos como Los Campanelli, la pasamos bárbaro. Los perdí pero los sigo teniendo, antes de subir al escenario los pienso. Son dolores que no se van, pero te acostumbras a vivir con el dolor.
- ¿Cómo te ves en el futuro?
- Mucho, mucho futuro no me veo... (se ríe).
- ¿No te ves viejito arriba del escenario?
- Nooo, no, yo calculo que no, tengo algunas cosas como para no cantar más dentro de un año. Voy a dejar de cantar, siempre digo lo mismo, hace cinco años que digo lo mismo, como Mirta. Pero sí, voy a dejar de cantar.
- ¿Y qué vas a hacer cuando dejes de cantar?
- Me pongo un boliche cerca de un colegio de pibas (se ríe). No, en serio, tengo ganas de poner un Café La Humedad, posiblemente lo haga. Pero a veces me da cosa el boliche, de noche es difícil de manejar y no sé si vale la pena. No sé, por ahí me ves arrugado cantando y decís 'pensar que este tipo dijo que no iba a cantar más y anda con el bastón por los boliches'. Bueno, es lo que pienso hoy, mañana por ahí pienso otra cosa. Porque los geminianos no estamos bien de la cabeza. Y los artistas, menos.
