sábado, 26 de mayo de 2012

CACHO CASTAÑA CANTO PARA LOMAS DE ZAMORA




Con tu tinte bien porteño y la picardía a flor de piel, quien es uno de los más grandes referentes de la música popular argentina dio un show donde no faltó el romanticismo, la pasión ni la magia. En un escenario montado de manera especial para la ocasión y ante miles de personas, Cacho hizo deleitar al público con temas tan conocidos como nuestros: la plaza explotó con “Café la Humedad”, "Ojalá que no puedas" y “La reina de la bailanta”, entre otros éxitos inolvidables. “Lo amo, es un sueño verlo en Lomas”, aseguró, emocionada, una vecina en diálogo con Info Región. Y como ella, muchas otras deliraron . 


“Mi Buenos Aires querida, un ángel te pinta el pelo…” cantó su voz, templada por la nostalgia del tango y el aroma tan porteño del Río de la Plata, y entonces el poema levantó vuelo desde la plaza Grigera para tocar el cielo gris del 25 de Mayo y teñirlo del color del romance, pero también matizarlo de fragor de ciudad y de arrabal. 

Era él, Cacho Castaña, que entre poeta y “matador” –fiel a su estilo- llegó ayer a Lomas de Zamora para festejar la Fiesta Patria y demostrar que cuando la música y el barrio se llevan en la sangre, la combinación puede ser tan explosiva como embriagadora.

La plaza rebalsaba -según el Municipio asistieron "40 mil vecinos"-, y si bien lo que imperaban eran rostros teñidos por la tiranía de la ansiedad, los globos celestes y blancos recordaban que el trasfondo de la cita era la conmemoración de los 202 años que pasaron desde la revolución que le cambió el rumbo a nuestra historia. 

Luego de unas breves palabras del Obispo de la diócesis de Lomas de Zamora, Jorge Lugones, y del intendente, Martín Insaurralde, la danza de un tango le tendió la alfombra roja y entonces apareció él: vestido de impecable azul y con sonrisa de lado, para despertar el primer aullido colectivo –dominado por los tonos femeninos-. 

“Cacho de Buenos Aires”, fue el tema que eligió para el arranque, y entonces el fervor se permitió la rienda suelta: siguió “Todavía puedo”, “Voy Camino a los 50” –un tema que según Cacho fue “compuesto para gente más grande” (primer guiño de humor), y luego uno de los emblemas de su vasto repertorio, “Café la Humedad”, que para sorpresa de todos cantó a dúo con el Jefe comunal.

-“Le doy gracias al Intendente, y gracias a ustedes por este recibimiento”, dijo “Cacho de Buenos Aires”, ante una amalgama que no tenía una edad determinada, sino todas: mujeres grandes y algunas jóvenes, matrimonios de 20 y tantos, pero también de más de 50…

Luego, los acordes del tango comenzaron a dominar el escenario y pintaron sueños al son de “Qué tango hay que cantar”, “Mi Buenos Aires querida”, “Tita de Buenos Aires” –homenaje a la inolvidable Tita Merello-, “La gata Varela, “Garganta con arena” – un tributo al Polaco Goyeneche-, y “Naranjo en Flor”. 

-“Hola mamitas. ¿Qué dice ese cartel?... ´Cachito te amo´ Elsa, vení mi amor, decímelo en la cara”, tentó a una de sus admiradoras de las primeras filas, y estallaron las primeras risas. 

Luego dividió al público, lo hizo aplaudir por mitades en una suerte de competencia, bromeó sobre sus internaciones en la Fundación Favaloro y le pidió a sus muchachas que se porten “bien” porque en esa ocasión, la cita era “con la familia”. Fue un preludio, porque arrancó entonces la saga de romance y sensualidad que a muchos habrá despertado recuerdos, y a otros tantos fantasías: Cacho cantó "Septiembre del 88", “Y apareciste tu” y “A mi manera”, tema que fue acompañado en la pantalla gigante por imágenes de su vida, desde su niñez hasta su actualidad. De más estaría relatar los suspiros que emergieron de la masa cuando los retratos evocaron sus años de plenitud. 

- “Que lo tiren a la hinchada”, gritaban las mujeres. 

- “No chicas, se llevarían una sorpresa”, advirtió él. 

Luego, llegó uno de los momentos más apasionados de la tarde. Cuando los acordes develaron el gran éxito y “Ojala que no puedas” retumbó en la plaza central de Lomas de Zamora, la fuerza del varón argentino se materializó en su voz y en la pasión que supo despertar. 

-“Cacho te amo”, gritaba una mujer de unos 60 años, que dudaba entre cantar o intentar acortar con la expresión la distancia que la separaba de quien tal vez haya sido en su juventud un amor platónico o la musa de sus sueños. 

En dos momentos del espectáculo, Cacho le cedió el escenario a Valeria Archimo y su ballet, que desplegaron arte y danza, danza y arte, en dos coreografías que cortaron el aliento, sobre todos a los amantes del ritmo del 2 x 4. 

Casi sobre el final del encuentro, que se extendió por poco más de una hora y media, el Jefe Comunal le entregó al cantautor una placa que lo distingue como ciudadano ilustre de Lomas de Zamora. Y llegó a tiempo, porque minutos más tarde fue el momento de la parte movida del show, por pedido del público que pidió “una más”, aunque esa “una” se transformó en varias. Ahí, la poesía y la nostalgia le dieron paso a la osadía y a la seducción, con temas como “Señora si usted supiera” y “Quieren matar al ladrón”. Para cerrar, uno de los más clamados, “La reina de la bailanta”, que hizo bailar a jóvenes y no tan jóvenes, aún debajo del cielo plomizo de la tarde de viernes. 

-“Gracias Lomas, me sentí muy bien”, se despidió Castaña, en medio de una lluvia de papeles brillantes y globos, y mientras las bailarinas ofrecían un compensatorio al público masculino, que por momentos quedó al margen de los códigos entre Cacho y sus chicas, pero que de todos modos le perdonaron el atrevimiento por ser un grande de la música popular.

Cacho se despidió, y la Grigera quedó cubierta por una energía que se sentía en el aire, magia que sólo pueden despertar los privilegiados que saben hacer que un pueblo adopte sus canciones, hasta convertirlas en parte de su ADN. 

-“Que grande Cacho, la rompió”, fue la reflexión de una “piba” de 20 y pico. Conclusión que a su vez se reflejaba en los rostros de otras mujeres más grandes y de hombres que quizás alguna vez usaron esos mismos temas que habían escuchado de anzuelo para la conquista. 

Las luces se apagaron y la tarde comenzó a caer sobre Lomas de Zamora, que en el ocaso no era la misma, porque había quedado impregnada de aire porteño y bandoneón, mezclados con chispa de barrio y poesía.

FOTOS EXCLUSIVAS DE CACHO CASTAÑA BLOG


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