lunes, 22 de agosto de 2011
CACHO CASTAÑA: "AHORA CREO EN LOS MILAGROS"
Cacho Castaña dialogó a fondo con Teté en una entrevista para el semanario Democracia. "Estuve siete días en coma: hablé con Scioli, Nito Artaza y un montón de gente pero no me acuerdo de nada", aseguró. "Tuve una visión tipo Víctor Sueiro: yo observé una luz amarilla", relató el popular cantante.
El diálogo, como no podía ocurrir de otra manera entre dos geminianos, fluye con naturalidad y es extenso. Cacho Castaña es un prodigio de comunicación y además conserva siempre ese sentido del humor tan característico en él. A lo largo de la entrevista recuerda divertidas anécdotasde su carrera, habla sobre sus canciones y el proceso de composición (dice escribir con lo que aprendió en la calle), y anuncia que ya está ensayando para volver a subir al escenario el 1º y 2 de octubre.
Y por supuesto, no podía quedar afuera el tema de las mujeres, la seducción y la conquista, al que Cacho vuelve invariablemente. “Las que levantan son las minas, uno no gana nada”, afirma. Una charla amena y entretenida, pero a la vez profunda, en la que el autor de “Garganta con arena” no pierde la oportunidad de reflexionar acerca de las cosas que considera importantes en su vida.
–Quiero que me cuentes esa anécdota tan divertida de tu Fiat 600 con tapizado de leopardo y quetenía un agujero en el piso.
–Bueno, un día paré con ese auto frente al teatro Maipo y subieron Nélida Lobato y Nélida Roca, no lo podía creer. Recién arrancaba yo, estaba de novio con Pochi Grey y andaba con la guitarra yirando. Nélida ya me conocía porque habíamos estado cantando juntos en algunos boliches; cuando pasé por ahí me hicieron señas con la mano y frené. Claro, con semejantes minones cómo no voy a parar (risas). “Cacho, llevanos que hace una hora que estamos paradas acá y no hay taxi”, me dijeron.
Subieron y fue un papelón, imaginate, ¡se veía el asfalto! De todas maneras ellas se mataron de risa, no se hicieron ningún problema. Además del agujero, esos gatopardos que tenía de tapizado, bien grasas, eran impresionantes.
–¿Ese fue tu primer auto?
–No, ya había tenido un De Carlo y después pasé al Fiat, que tenerlo en esa época era todo. Le levantaba la tapa del motor para que no recalentara y cuando iba a Mar del Plata tenía que hacerlo en cuatro tramos, pero era muy divertido.
–En este tiempo en que te tocó estar en una cama mirando el techo, habrás pensado cosas de tu vida, ¿no?
–Sí, totalmente. Mejor dicho, después de que reaccioné comencé a pensar, porque estuve una semana en coma; me desperté y pensaba que estaba desde la noche anterior en la clínica. Cuando me dijeron que estaba desde hacía una semana, ahí me cayó una ficha; realmente me asusté.
–¿Y no te acordás de nada?
–Nada. Me dijeron que pedía cigarrillos; incluso vino Daniel Scioliy estuvimos hablando una hora, pero yo no me acuerdo. Estuvieron Nito Artaza, Gladys Florimonte, un montón de gente que dice que se sentó al lado mío a conversar, pero yo no tengo ni la menor idea… y les contestaba todo.
–¿Antes te habías asustado así por tu salud?
–Sí, pero nunca pensé que iba a llegar a esto. Es ese grado de omnipotencia del ser humano que te hace reincidir. Dejás de fumar, dejás esto, lo otro, pero siempre un dos por ciento te lo guardás en el bolsillo; nunca es completo.
–¿Tuviste alguna visión tipo Víctor Sueiro o algo así?
–Vi una luz amarilla, no blanca. Justamente el otro día hablé con Rosita Sueiro y le comentaba eso. Era como una tarjeta amarilla, simbólicamente hablando.
–Estuviste en dos lugares internado,¿no?
–Sí, de la Clínica Los Arcos pasé a Ineba, que es un lugar maravilloso. Mi psiquiatra me decía que no me lo iba a bancar, que a los tres díasiba a querer romper todo. “No soy Maradona, no voy a romper ninguna clínica”, le dije, y me la banqué como un príncipe; es más, me tendría que haber ido una semana antes y me quedé.
–¿Por qué te quedaste?
–Porque estás bien, te ordenan los horarios, hacés terapia de grupo, gimnasia; te ocupan todo el día. Eso sí, a las 10 de la noche terminaba muerto.
–Y en las actividades, la terapia de grupo, ¿eras Cacho Castaña o uno más?
–No, jamás fui Cacho Castaña. Había una onda maravillosa; me sentí recómodo, muy contenido, me hice de amigos. Es un lugar impresionante que tendría que estar más promocionado o ser más grande, porque es bastante chico y no entra mucha gente. Son 18 camas nada más.
–Reconforta saber que hay gente que está preparada para ayudarte cuando pasás por una situación así.
–Totalmente. Además, con la cantidad de acompañantes terapéuticos que tenés todo el día, es distinta la contención. Incluso no es sólo la parte medicinal, en Ineba hay cariño, te hablan, te dan ternura, te abrazan, te besan. Realmente entienden, desde el aspecto humano, la situación por la que estás pasando. Ocurrió también que no me presionaron con el cigarrillo, al contrario, me ofrecían si quería fumar después de comer; es distinta de la presión que ejercen en otros lugares: “No tenés que fumar, no tenés que hacer esto o lo otro”, ¡y vos querés hacer todo! Después llegó un momento en que no quise fumar más, ni al mediodía ni a la noche.
–¿Cuánto tiempo estuviste internado?
–Estuve en total 35 días, entre Los Arcos e Ineba.
–¿Y tenías conciencia de lo que pasaba afuera, con la gente que estaba tan pendiente de vos?
–No, pero cuando salí de Los Arcos con el auto y vi las banderas y los carteles, ahí tomé conciencia de la dimensión. Porque uno no sabe realmente cuánto lo quiere la gente. Me impresionaron mucho las banderas, los carteles pegados en las paredes.
Después me metí en Ineba y no supe más nada; ahí a las 11 de la noche, estuvieses mirando una película o no, te cortaban la luz y a dormir.
–Y ordenaste tu vida.
–Me acostumbré totalmente. Tengo un profesor de gimnasia que viene día por medio; ya bajé 12 kilos, soy puro músculo. Ya estoy para tomar la Casa de Gobierno con un cuchillo entre los dientes; me siento Rambo (risas). Hablando en serio, estoy bárbaro; hago gimnasia día por medio en una habitación que tengo acá en casa, llena de aparatos. Estoy a full con la computadora, no sabés, soy Bill Gates. Siempre me mantuve alejado de esoy la verdad me estaba perdiendo de algo increíble, me estaba quedando afuera del mundo. Ahora no me para nadie, estoy haciendo desastres con la computadora (risas).
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