martes, 30 de noviembre de 2010
CACHO CASTAÑA CUENTA SU HISTORIA
La sala de estar desglosa un estilo neoclásico. Retratos del cantante adornan las paredes, como también los discos de oro y de platino que el intérprete supo cosechar durante su trayectoria. Hay una mesa con un juego de ajedrez artesanal, pieza única, en el centro del lugar, en el que el artista suele disputar partidas con su amigo, el gobernador Daniel Scioli. Todo está ornamentando con sobriedad y buen gusto. Todo un emblema: dos espadas se cruzan con un escudo de fondo, al mejor estilo de la corte del rey Arturo. Es que Cacho tiene mucho de rey, de figura de enorme ascendencia popular.
Cacho abre un paquete de cigarrillos y fuma. Ha tenido problemas cardiorrespiratorios, pero no le importa.
-¿En qué zona naciste?
-En el Hospital Alvear, frente al Albergue Warnes. Ahora es un loquero y tendría que volver allí (risas).
-Muchos recuerdos del barrio...
-Flores siempre fue muy lindo. Barrio de casas bajas y la gente, ya por esta fecha, empezaba a sacar la silla en la vereda y a tomar mate. Los vecinos se saludaban en Nochebuena y Navidad y bailaban en las calles.
-Te recibiste de profesor de música siendo apenas un niño.
-Es verdad, a los 14 años. Ya a los 6 empecé a estudiar música, porque no teníamos televisión. Nuestro vínculo con lo artístico era la radio y yo era un asiduo oyente del ciclo Glostora Tango Club.
Cacho afirma que “siempre me movilizó la música y fue lo único que hice en mi vida. Anteriormente había sido modelista de calzado de dama".
-Igualmente, la música siempre estaba presente.
-El piano y la guitarra me acompañaban siempre. Por otra parte, empece en la orquesta típica de tango de Oscar Espósito y luego fui pianista estable de la agrupación de radio Excelsior. Quería emular al maestro Mariano Mores, pero luego apareció Elvis Presley y después Los Beatles y me llenaron la cabeza.
-¿Qué otras cosas era el barrio en ese entonces?
-El barrio era la esquina, la barra de amigos, el café. Pero además, parecía que el tiempo era más lento. A la luz de los hechos transcurridos me da la sensación de que se aceleraron los relojes. Me levantaba e iba al café a jugar al billar. Volvía a casa a morfar y después regresábamos al café. Nos preparábamos, luego, para ir al hipódromo y después a ir a bailar. A la madrugada volvíamos al café. Contábamos con más tiempo.
-¿Cómo eran las relaciones de amistad?
-Existían más códigos. Jugábamos al billar por guita. Se “escolasaba” más y en el “feca” paraba una galería impresionante de personajes. Nos topábamos con médicos, maestros, asesinos, chorros. Parecía otro mundo y no hace tanto tiempo.
-¿Se competía feo por las mujeres?
-No te olvides que siempre las que compiten son las minas. El trofeo es siempre uno.
-¿Recordás la primera conquista?
-La primera mina la tuve en el club Las Cañitas, del barrio Villa Mitre. Había sido reina de carnaval y nos peleábamos para ver quién la sacaba a bailar. En esa época lo resolvíamos todo a las piñas. Estaba la barra de Bilardo, que paraba en Juan B. Justo y Boyacá, y nosotros, que éramos de Boyacá y Gaona.
-¿La escritura cómo nace?
-La escritura apareció en mí como algo mágico. No escribo todos los días ni tuve influencias. Realmente no lo llego a comprender. Es que además no me nutrí de (Pablo) Neruda ni de (Antonio) Machado. Yo me nutrí de la calle y con un secundario tibio, y nunca leí nada.
-Pero, siempre la música...
-Es verdad. Laburaba en la fábrica de mi viejo. Era dibujante de modelismo de calzado y estaba también con mis hermanos. Estuve muchos años pero mi vocación era la música. Hubo que remar mucho. Nada fue fácil, mi familia le daba con todo al laburo.
-En el Guinness figurás como el tipo con mayores conquistas...
-Es que yo no las conté... Eso sí, fueron importantes. El que cuenta la cantidad de minas con quién salió es el boludo de Julio Iglesias. Julio es un pelotudo importante, de puro gallego bruto se pone a contarlas. Hay que estar al pedo...
-Pasando a un tema más doméstico, ¿tuviste, en los últimos tiempos, muchos problemas de salud?
-No estoy tan bien ni tampoco tan mal.
-Tuviste problemas cardíacos...
-Me pusieron hace algunos años tres stents, pero nada más. Después me hago permanentes chequeos, únicamente de rutina.
-¿Te cuesta dejar el cigarrillo?
-Y... sí. El faso es una adicción terrible. Intento dejarlo pero no puedo, lo tengo muy incorporado.
-No te asustás por los “avisos” en la salud.
-Me asusto, sí, cuando me agarra los picos de presión y tomo conciencia ahí de que no debo comer lo que como.
-La muerte no te preocupa.
-Cuando te apagan la luz de arriba, sonaste. Uno se puede cuidar en no fumar, no beber ni hacer desarreglos. Igual, tenés certificado de vencimiento. A mí no interesa ser el cadáver más saludable del cementerio. Mi hermano no fumaba, no chupaba y era deportista. Murió del “bobo” a los 40 pirulos. ¿Entonces? Dejémonos de joder...
-¿Durante los recitales tomás algún tipo de recaudos? Concretamente, por alguna eventualidad en tu salud.
-En absoluto. Te aclaro de movida que no tomo alcohol. Eso sí, me pongo muy nervioso y los shows cada vez me dan más miedo. Uno toma más conciencia del compromiso y hay que justificar varias cosas y no puede andar pelotudeando. En el que hice hace unos días en La Matanza había más 50.000 personas. Están los músicos, sonidistas, bailarines y técnicos. Todo tiene que salir muy bien. Es mucha responsabilidad.
-¿Durante el recital no apelás a ningún tipo de recurso?
-A ninguno. Ni a las pastillas ni a ninguna otra cosa. Me cago en todo eso. Salgo al escenario en carne viva. Y me pongo nervioso, felizmente.
-En tu último disco, “Más atorrante que nunca”, tenés temas propios y de otros.
-Están los míos y hay temas de Pappo, de Rodrigo y Facundo Cabral, que vino como invitado a los recitales que hice en el Gran Rex.
-¿Continuás con los shows?
-Sí, voy a seguir con los recitales gratuitos que organiza Daniel (Scioli) para la provincia de Buenos Aires. Le agradezco al gobernador que me haya tenido confianza para este emprendimiento, que es una movida importante. Haremos la costa en el verano, así como otras localidades. Es un show con una gran estructura y lo importante es que el público pueda tener acceso, en forma gratuita, a un espectáculo musical.
Un Cacho auténtico. De la vida, de la calle y de la música. Testimonio de Buenos Aires y su gente.
Muchas gracias por este bello reportaje a uno de los valores de la mùsica de Bs. As. Besos mil a vos que lo lograste.
ResponderEliminarMarisa
Localidad:La Reja.Ciudad Nacional
del Bandoneòn
Partido:Moreno. Pcia Bs.As.