domingo, 21 de febrero de 2010
"CUANDO ESTOY CANSADO ME PINTA EL VIAGRA"
"Estoy terminando de escribir mi libro. Se llamará "Un Cacho de Buenos Aires", dirá el -casi- homónimo del Obelisco. Quizás, la sabiduría de vida Castaña -y genuinamente pirata- eligió un título más que adecuado para recapitular sus 40 años de trayectoria -y revivir su affair con "Su" Giménez, las eternas "pero felices" comparaciones con Sandro, los excesos, su sanguínea prosa, las minas y los innumerables reconocimientos cosechados-. Sí, mucha tela para cortar -y tan húmeda como su tango cafeinado-. "Si mi hija me dijera que sale con Cacho Castaña, le doy con un palo en la cabeza", rematará con picardía -la misma que coquetea con la pastillita salva-sex y asume sus bondades-. Antes de cantar en la Fiesta Nacional del Sol el 25 de este mes en San Juan.
- Si te digo: San Juan ¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza?
- El cariño de la gente. El público más respetuoso y agradable está allá. No se puede creer. Me acuerdo que una de las veces que fui, tuve que ir a siete asados de corrido. Nunca viví algo igual.
- ¿Algún romancete cuyano en el historial?
- (risas) Siempre hay alguna cosita en el pasado dando vueltas.
- Un cacho de autodefinición: ¿mito porteño, atorrante adorable o tanguero metroxesual?
- (risas) ¡A la flauta! ¡Qué coctel!. Mirá, lo que quiera la gente, pero dejemos atorrante. No me considero un tanguero metrosexual.
- Reconocé que sos coqueto. ¿No le das a la tintura?
- No, el pelo es mío. Es negro todavía. Pero sí, no tengo problemas en decir que me hago las manos.
- ¿Eso les gusta a las minas de hoy? ¿No demacras el mito de macho arrabalero?
- Conozco tantos machos que se sentaron en el termo. Dejémoslo ahí (risas).
- Tenés razón. Sigamos con las féminas. ¿Ellas proponen y el hombre dispone?.
- Totalmente. Las minas tienen su departamento, su auto, sus cosas. Son ellas las que te pasan a buscar, las que te levantan y te mandan con un remís a tu casa (risas).
- ¿Así te conquistó tu esposa?
- No, no fue así. Me costó mucho laburo convercerla. Imaginate que si mi hija me dice: "salgo con Cacho Castaña", no me queda más remedio que darle palos en la cabeza (risas).
- Con tantos tributos y reconocimientos, ¿cuándo dijiste: epa, voy a ser una leyenda popular?.
- En realidad trato de no pensar mucho en eso. Soy un tipo que vive mucho el presente. Trabajo mucho, aunque a veces me canso y quiero largar todo.
- Hace rato que venís amagando con un retiro. Te convertiste en una Chiqui Legrand...
- (risas) Lo que pasa es que cuando me agarra eso de largar todo, pasan dos semanas y recupero las ganas. Lo importante es seguir. Se disfruta más el viaje que llegar a la meta.
- Hablemos de Sandro. ¿Te jodían las comparaciones o era una semejanza productiva?.
- Si me hubieran comparado con un número 20, sí me jodería, pero como el era un grande, estaba todo bien. Me hacía muy feliz que me compararan.
- A "Café la humedad" te la piden a rabiar. ¿Alguna vez te saturó?
- Jamás. No soy como algunos cantantes que impusieron un tema popular y después se hicieron los intelectualoides.
- ¿Lo decís porque algunos relacionan tu música con lo "grasa"?
- En este país todavía se discute qué es grasa y qué es paquete. Terrible. Yo sigo disfrutando de todo. A la gente le encanta.
- A Susana le dedicaste "Para vivir un gran amor". ¿Por qué quedó en touch & go? ¿Se enamoraron a destiempo?
- No tengo la menor idea. No me acuerdo (risas).
- Vos te casaste y sos feliz. Ella no pega una. ¿Billetera mata diva?
- Y sí, a Susana se le arriman por la guita. Por ahí, me costaba tenerla de amiga al principio, pero si te sigue manejando el sexo, significa que no aprendiste nada en la vida y no creciste.
- Y vos Cacho, cuando sí manejas el sexo ¿Sos pro-viagra?
- A veces. Cuando estoy cansado me pinta el viagra (risas).
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