lunes, 8 de junio de 2009
UN CACHO DE SEDUCCION
Con un recital en el que repasó sus grandes éxitos, el cantante porteño hizo delirar a más de mil personas.
“Porque al tango no se canta, porque al tango se lo dice”. Cacho Castaña escribió esos versos para su amiga, Adriana Varela, y es toda una declaración de lo que él hace arriba de un escenario. Cacho Castaña sabe decir tango, sabe seducir, sabe jugar a lo que sus fanáticas quieren que juegue, sabe divertir con infinidad de humoradas y sabe zafar (y reírse) de su propio estado de salud (“me internan porque como mucho”) que lo obligó a suspender la actuación en nuestra ciudad en abril pasado.
Finalmente el viernes último, Cacho vino a Río Cuarto para presentarse ante poco más de mil personas en el Club Banda Norte.
Señoras muy aseñoradas, treintañeras producidas para matar, algunas adolescentes (todas ellas con caras de babosas en éxtasis), unos pocos hombres seguidores de Castaña y muchos otros en el rol de acompañantes y con cara de “qué hago acá”. Y algunas familias con chicos incluidos. Cacho entonces sería un artista apto para todo público. Pero en realidad es un show (tanto arriba como abajo del escenario) basado en la seducción.
Apenas había comenzado el recital, una señora entrada en edad, completamente desaforada le gritó: “Te quiero, Cacho, te quiero”. Minutos después, desde la segunda fila le tiraron una tanga. Cacho la mostró y disparó: “Esto me calienta”. Y así, entre declaraciones de amor desde la platea y seducciones de todo tipo desde el escenario, Cacho desplegó un repertorio basado en sus clásicos inoxidables: “La gata Varela”, “Cacho de Buenos Aires, “Café la humedad”, “Garganta con arena” (para el Polaco Goyeneche) y “Qué tango hay que cantar” (compuesta junto a Rubén Juárez), entre otros.
Vestido de elegante traje negro con su clásico echarpe blanco, acompañado por cinco ajustados músicos (teclado, batería, guitarra, bajo y bandoneón), Cacho dice (canta) con su característica voz grave ideal para el tango. Todos (bah, casi todos) deliran, aplauden a rabiar, corean las canciones.
Se disculpó por estar resfriado (a nadie le importó, claro), invitó a cantar a la intérprete Mónica Romero con quien anunció que grabará un disco y no paró de seducir, exactamente lo que ellas (su público) querían.
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