Cacho Castaña se subirá este viernes nuevamente a un escenario de la ciudad –actúa en el teatro El Círculo–, algo que disfruta y mucho. “Yo no puedo decir que laburo, en el escenario hago lo mismo que en mi casa”, dijo.
De todos modos, Cacho, autor de cientos de canciones, aclara que ya no compone: “No se me ocurre nada. Me pongo a escribir y me parece que ya lo escribí. Eso les pasa a todos. Llega un momento en que te quedás sin imaginación”.
Y reivindica una vieja frase suya: “Nadie con un yogur puede escribir un tango. Los poetas tomaban un buen vino. Yo hace mucho que no tomo. Dejé de tomar y dejé de componer, evidentemente”.
Cacho no es Sandro, peor tiene sus chicas. “Mis cachorras son bravas”, dice. Y entiende que “son las mismas” que seguían al Gitano.
Pero aclara que entre ellos hay diferencias, aunque sólo tiene elogios para Sandro. “Siempre lo que hicimos fue distinto, aunque lo admiré, lo quise, lo amé. Nos comparaban por jetones, pero musicalmente nada que ver”.
Consultado sobre cómo se siente con la comparación, respondió: “Me molestaría que me comparen con el último, no con el primero”.
Famoso por sus conquistas amorosas, Cacho no cree en la amistad entre el hombre y la mujer: “Es imposible ser amigo de una mujer. El hombre siempre tiene el piloto prendido, como el termotanque”.
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